• El espectáculo teatral, que se estrena mañana martes 1 de agosto en la Plaza de San Ana, pone de relieve un drama global que afecta a más de 300.000 niños en todo el planeta, según Amnistía Internacional 
  • La obra, dirigida por José Luis Massó y escrita por Luis O’Malley, fue seleccionada por el Festival en la convocatoria pública para la coproducción de compañías canarias
  • El espectáculo teatral cuenta con el apoyo de Dorada Especial en su apuesta por los creadores canarios
Las Palmas de Gran Canaria, lunes 31 de julio de 2017.- El Festival de Teatro, Música y Danza TEMUDAS presentó hoy la tercera y última de las obras canarias coproducidas por el certamen en la presente edición: Los niños del XXI, de la compañía grancanaria 2RC Teatro Compañía de Repertorio. Una obra de 80 minutos dirigida por José Luis Massó y escrita por Luis O’Malley que se estrenará mañana martes 1 de agosto a las 22:00 horas en la Plaza de Santa Ana y que contará con una segunda función al día siguiente, miércoles 2 de agosto, a la misma hora y en el mismo emplazamiento. 
 
La obra fue presentada hoy en la entrada de las Casas Consistoriales por la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Encarna Galván, y la directora del Festival, Marisol García, acompañadas por el director Jose Luis Massó, el autor y ayudante de dirección, Luis O´Malley, el actor Kevin Sánchez y la representante de Amnistía Internacional, Delia Padrón. 
 
Los niños del XXI, interpretada por Kevin Sánchez, Ruth Sánchez, Efraín Martín, José Manuel Trujillo, Tony Báez, Rubén Darío, es un espectáculo teatral sobre los niños de la guerra, pero al mismo tiempo es la historia de tres niños en tres zonas diferentes del mundo: Colombia, Siria y la República del Congo. 
 
Es la historia de Pablo, un niño sudamericano de ocho años que es reclutado a la fuerza. Él desea escribirle un poema a su madre. Sin embargo, su situación y el duro entorno que le rodea lo impide. Con Valeria, una niña de trece años, se establece una gran amistad en la que ella lo acoge casi como una madre. Ella dispara para que él pueda escribir. La esperanza crece en ella, pero Pablo se vacía poco a poco por dentro. 
 
También es la historia de Ahmad y Khaled,  dos adolescentes sirios de catorce y quince años. Son grandes amigos y forman parte de la milicia. Ambos comparten varias horas de vigilancia y tensos tiroteos. Pese a todo lo que les toca vivir se enamoran en una sociedad donde la homosexualidad no está bien vista. Lo tratan de ocultar, pero ahí empieza su particular calvario. 
 
Finalmente, Los niños del XXI, cuya puesta en escena se desarrolla utilizando la propia Plaza de Santa Ana como escenario, acoge en su texto una tercera historia, la de Shalom, un niño de once años que parece ser un genio de las matemáticas. El periodista y profesor Remy Beauchene ha recorrido medio Congo para dar con él con el fin de alejarlo para siempre de la guerrilla y convertirlo en un referente de las ciencias, sin embargo se encuentra con dos problemas: el primero es Bikenge, un joven soldado que quiere impedir el objetivo de Beauchene, y el segundo es el propio Shalom, que está convencido que la causa le necesita y que no debe estudiar más.  
 
Sin embargo, para José Luis Massó, director de la obra “da lo mismo donde pasen estas terribles historias, cambiarán los escenarios, cambiarán los personajes, cambiarán los espacios, pero no cambiará la víctima; la víctima será siempre la misma: un niño”. Es por esta razón, que los tres niños de esta historia están interpretados por el mismo actor, Kevin Sánchez. Con Los niños del XXI, dice Massó, “tratamos de contar algo para mover algo en el público para que salga del espectáculo diferente a como ha entrado. Provocar una catarsis”. 
 
Para Luis O’Malley, autor de la obra, el ser humano cuenta como “una de sus grandes derrotas” el estar en un estado bélico “continuo” y en esa “desgracia” los niños soldado son la realidad más cruda. “Pasa ahora” y  “lo más triste” es que pase también “dentro de 25 años”, pero “esperemos que con la concienciación de todos realmente deje de pasar”, afirmó el dramaturgo. O’Malley, que narró que esta historia lleva 25 años en su cabeza tras ver en la televisión, con solo 10 años de edad, a un niño empuñando una kaláshnikov en la guerra de los Balcanes, aseveró que con esta obra “no queremos aleccionar, solo pretendemos exponer una realidad y provocar la reflexión del público. Hablamos de tres niños que aspiran a ser felices, pero que no pueden porque se les pone un arma en la mano y la vida se les trunca”, concluyó. 
 
2RC Teatro Compañía de Repertorio suele contar con una doble vía a la hora de elegir y realizar sus montajes.  Por un lado, la realización de clásicos como El alcalde de Zalamea, El perro del Hortelano, Abre el Ojo o recientemente las versiones familiares de Romeo y Julieta y La vida es sueño, y, por otro, desarrollar la línea de espectáculos contemporáneos entre los que destacan principalmente textos escritos por autores canarios: La quinta pared de Maykol Hernández, Los mares habitados de Irma Correa, José Padilla y Antonio Tabares, Nada entre la luna y yo de Victoria Oramas y El Rompeolas de Miguel Ángel Martínez, entre otros. Sin embargo, existe una tercera línea muy presente en la compañía: la del teatro social. Los mares habitados hablaba de la inmigración, Desmontando a Don Juan defendía el papel de la mujer dentro de una sociedad machista, Mi vida gira alrededor de quinientos metros era una obra denuncia contra la violencia de género. Los niños del XXI se enmarca en dos de estas vías de producción: la autoría contemporánea canaria, en este caso la del dramaturgo Luis O´Malley y, de otra parte, la denuncia social, que en esta obra se posiciona ante el gravísimo problema de la existencia de los niños soldado. 
 
Según la compañía, es “un compromiso para nosotros utilizar el teatro como herramienta para decir esto pasa en el mundo y podemos arreglarlo entre todos”. Los niños del XXI nace así con la idea de concienciar, de volver a la tierra, de dejar atrás números y estadísticas y sacar a la luz las historias humanas, las que por desgracia protagonizan millones de niños obligados a empuñar un arma y morir por una causa que ellos mismos no saben explicar o ni siquiera entienden. 
 
Para 2RC Teatro, Los niños del XXI es “sin ningún tipo de dudas” la gran apuesta de la temporada, y esto se debe fundamentalmente a tres razones: el compromiso que genera un texto como el de O’Malley y la responsabilidad de contar historias que conmuevan y hagan reflexionar. “El texto de O´Malley es tan crudo como real, y esa realidad nos interesa”, asegura la compañía. En segundo lugar, la figura de José Luis Massó como director del espectáculo “por su gran experiencia en representaciones al aire libre” y porque “otorgará protagonismo a la palabra con un gran elenco de actores sin desdeñar lo grandioso que debe ser un montaje como este, apoyándose especialmente en el aspecto lumínico y sonoro”. Y, finalmente, el marco que, según la compañía, proporciona el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y su área de Cultura a través del Festival de Teatro, Música y Danza TEMUDAS, para que la obra pueda ser vista por un gran número de espectadores. 
 
En esta línea de compromiso y concienciación social, Amnistía Internacional en Gran Canaria colabora en esta ocasión con la compañía 2RC Teatro Compañía de Repertorio en su presentación de la obra Los niños del XXI
 
Según Amnistía Internacional, aunque resulta difícil de calcular, se estima que alrededor de 300.000 niños y niñas está siendo utilizados para luchar en conflictos armados en al menos 17 países del mundo. 
 
Los principios de Ciudad del Cabo observados por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) definen al niño y a la niña soldado como toda persona menor de 18 años que es miembro o está vinculado a las fuerzas armadas gubernamentales o a cualquier grupo armado regular o irregular en lugares donde exista o no conflicto armado. Esta definición incluye a aquellos que realizan tareas que van desde la participación directa en combate, la colocación de minas antipersonales o explosivos, el espionaje, las labores de servicio o la mera satisfacción sexual de sus superiores jerárquicos. 
 
Las razones por las que un menor de edad puede llegar a integrarse de manera activa en grupos combatientes están relacionadas con la realidad de países en situaciones crónicas de conflicto y las consecuencias de pobreza, ausencia de democracia, desestructuración social y familiar, y vulneración de derechos humanos que estas conllevan. El servicio militar obligatorio, el reclutamiento forzoso, el simple secuestro o, lo que es más trágico, el alistamiento voluntario en busca de mejores condiciones de vida suelen ser los cauces habituales para su acceso. 
 
Amnistía Internacional trabaja desde hace años para conseguir que los derechos de la infancia se hagan efectivos, máxime en las situaciones de gravísima vulneración que suponen los numerosos casos de niños y niñas soldado. La organización ha realizado numerosas acciones de denuncia y visibilización del problema, así como apelaciones directas a instancias internacionales y a los propios gobiernos de los países implicados. El tema de los menores soldado representa un contenido central del trabajo en educación para los DDHH con profesores y alumnos de numerosas centros escolares.